Ponemos a tu disposición un listado de preguntas frecuentes que te puedan surgir sobre el pan. Si no encuentras respuesta a la duda que tengas, no dudes en contactarnos.
La fabricación de dicho tipo de alimento es completamente natural y similar a la del pan del día o pan de panadero. La diferencia se encuentra en la automatización de líneas y en el grado de cocción del producto así como, la congelación del mismo sin perder ningún tipo de propiedad.
El proceso productivo de un pan precocido contiene los mismos niveles de ingredientes y composición nutricional que cualquier otro producto, sin embargo, la calidad y los controles regidos superan, en muchas ocasiones, a las del resto. Además, la principal diferencia se encuentra en la precoccíon del producto terminado entre un 60%-70% para, después, darle el punto final con una segunda cocción.
Dependiendo del tipo de producto varía la manipulación, influyendo el peso, el tipo de masa y producto si, en este caso, es pan o bollería. La mayoría de piezas medianas y pequeñas tienen un tiempo medio de descongelación de 25 minutos aproximadamente, mientras que piezas grandes en formato familiar tardan aproximadamente 4 horas. Posteriormente a este paso, si el producto viene embolsado directamente podemos consumirlo, mientras que, el envasado permite darle ese toque de calor para ofrecer un producto recién terminado.
Una pieza bien decorada despierta el deseo de los clientes. Es importante decorarlas para atraer así la atención. No es igual una napolitana simple que una cubierta de virutas de chocolate y con un poco de gelatina.
Para decorar el producto es importante que la pieza de bollería se haya enfriado; después de sacarla del horno, esperar unos 20 minutos aproximadamente. Sé creativo, pero ten en cuenta el tipo de relleno y masa que tiene la pieza a la hora de elegir los ingredientes que pones. Una deliciosa crema puede combinar perfectamente con virutas de almendra picada o glaseado de azúcar, mientras que, un relleno de cacao con pepitas de chocolate.
Recuerda siempre aplicar gelatina neutra para que tus productos luzcan mucho más.
Es importante que para atraer a tus clientes el producto que vendes esté bien colocado y de manera visible ya que podemos tener un producto muy bueno y demandado en el mercado pero, sin una buena acción comercial no sé venderá igual.
Para ello, es importante darle visibilidad a cada pieza, separando en tres niveles los productos; los más demandados en la parte inferior, a los pies, debido a su alta rotación y fácil consumo; por otro lado, aquellos productos que más se quieran destacar o hacer hincapié deben situarse a la altura de los ojos, lo que hará que al cliente le llame la atención sin ir pensando en que iba a comprarlo como puede ser el caso de un producto más especial con menor rotación, sin embargo, las promociones de venta o un producto que facilite la compra impulsiva debe colocarse a la altura de las manos, en la parte media del lineal.
Además de la colocación, es importante mantener para hacer tu lineal mucho más atractivo, la limpieza y un buen uso de colores que llamen la atención. Un lineal limpio y cuidado favorece la compra al transmitir confianza y seguridad alimentaria de los productos, mientras que el uso de colores cálidos hacen que el producto destaque.
La temperatura de almacenaje de productos congelados es un requisito imprescindible para garantizar la merma de los productos. Dentro de la gama de masas congeladas, la bollería sufre más ante los cambios de temperatura; mientras que el pan resiste con mucha más firmeza. Cuando termina el proceso productivo de estas líneas, el producto llega a alcanzar los -40ºC conservándose entonces entre unos -20ºC y -18ºC.
La principal diferencia es su procedencia; la margarina procede de grasas vegetales creadas industrialmente mientras que, la mantequilla su origen es animal. A pesar de ser ambos cuerpos grasos, la mantequilla posee un porcentaje mayor de grasas con respecto a la margarina, sin embargo, las grasas animales aportan mayor valor nutricional y sus propiedades organolépticas son inconfundibles.
El gluten es una sustancia proteica que se encuentra en el trigo, la avena, cebada, centeno o la espelta entre otros. Los únicos afectados a esta sustancia son los celíacos o los que presentan algún tipo de intolerancia.
Entonces, ¿por qué cuando consumimos pan nos encontramos con molestias o hinchazón de estómago?
Eso se debe a la fermentación del producto y el proceso productivo dado. Por ello, es importante dar la fermentación exacta de una manera más lenta para que así se pueda debilitar el gluten y facilitar la digestión.
Dependiendo del tipo de cereal que utilicemos, la fermentación de los productos varía, yéndonos a un proceso desde 2 hasta 20 horas, asegurando así que los productos tienen las cualidades nutricionales y organolépticas óptimas.
La única diferencia entre ambas tipologías es el tipo de harina empleada. El pan engorda lo mismo pero al disponer de más fibra la harina integral, hace que el efecto sea más saciante, ayudando al organismo a realizar una digestión mejor.
Dentro de la clasificación de los cereales, siempre hacemos uso del trigo pero, existen otros tipos de harinas demandas.
La tendencia hacia productos especiales y más elaborados requiere el uso de materias primas de alta calidad y productos autóctonos de la zona. Empleamos el trigo recio, cultivado en el valle del Guadalhorce, siendo Andalucía la primera productora de trigo duro del mundo; harina de espelta siendo más digestiva, teniendo un índice glucémico inferior al trigo y la cantidad del gluten es más débil; por otro lado, harinas como el centeno se caracteriza por tener una miga densa y los valores nutritivos altos y es muy habitual en los panes negros aunque suele mezclarse con el trigo.
Sí, debido a sus altos contenidos nutricionales y propiedades organolépticas. Aportan omega 3, vitaminas A y E entre otras, son una gran fuente de fibra y minerales aportando calcio y hierro. Además, poseen otros beneficios ya que ayudan a reducir el colesterol en sangre y a evitar el mal funcionamiento intestinal.
Las semillas más utilizadas son: lino, pipas de calabaza, mijo, linaza, avena, semillas de amapola, sésamo, copos de centeno o chía.