Hay postres que no pasan de moda, y las torrijas son uno de ellos. Este dulce típico de Semana Santa ha sabido mantenerse en nuestras mesas durante décadas, conservando ese encanto casero que nos recuerda a familia, calma y cocina con historia. En Mondat valoramos lo auténtico, y por eso hoy compartimos contigo una receta fácil, de las de siempre, para que puedas revivir ese sabor sin complicaciones.
Las torrijas tienen algo especial. Son humildes, sencillas y llenas de sabor. Prepararlas en casa no solo es un homenaje a la tradición, también es un plan perfecto para disfrutar en familia. Te contamos cómo hacerlas, paso a paso.

Ingredientes básicos para unas torrijas perfectas
Una de las grandes ventajas de esta receta es que no necesitas ingredientes difíciles de encontrar. De hecho, probablemente ya tengas la mayoría en casa. Estos son los elementos clave para unas torrijas sabrosas y bien equilibradas:
- 1 barra de pan del día anterior (ideal si es especial para torrijas o pan brioche)
- 1 litro de leche entera
- 4 huevos
- 100 g de azúcar
- 1 rama de canela
- Piel de 1 limón
- Aceite de oliva suave (para freír)
- Azúcar y canela en polvo (para rebozar)
- Miel (opcional, para quienes prefieren la versión más jugosa)
Con esta base, tendrás para unas 8 a 10 torrijas. Si haces más, no pasa nada: suelen desaparecer rápido.
Infusionar la leche, el primer paso para aportar sabor
Antes de empezar a montar las torrijas, necesitamos aromatizar la leche. Este paso es clave para conseguir ese sabor profundo y tradicional que caracteriza a una buena torrija. Coloca la leche en un cazo, añade la rama de canela, la piel del limón (evita la parte blanca para que no amargue) y el azúcar.
Calienta la mezcla hasta que esté a punto de hervir, y en ese momento apaga el fuego. Déjala reposar unos minutos para que la leche se impregne bien de todos los aromas. El resultado será una base aromática y equilibrada, perfecta para empapar el pan.
Cómo empapar el pan sin que se rompa
Una vez tengas la leche templada, corta el pan en rebanadas de unos dos centímetros. Es importante que esté del día anterior o un poco duro, para que no se deshaga al mojarlo. Coloca las rebanadas en una fuente honda y vierte la leche por encima.
Déjalas reposar unos minutos para que absorban bien el líquido. Este paso debe hacerse con calma: si el pan está bien empapado, las torrijas quedarán jugosas por dentro, sin perder su forma. Y eso es lo que buscamos.
El rebozado y la fritura: claves para un buen resultado
Con el pan ya bien empapado, llega el momento de rebozar. Bate los huevos en un plato hondo y pasa con cuidado cada rebanada por el huevo. Hazlo con suavidad para que no se rompan. Después, fríe las torrijas en abundante aceite de oliva suave, que esté caliente pero no humeante.
Fríelas por ambos lados hasta que estén bien doradas y colócalas sobre papel de cocina para eliminar el exceso de grasa. Este paso marcará la diferencia entre una torrija aceitosa y una bien equilibrada, crujiente por fuera y tierna por dentro.
Azúcar y canela, o miel: dos versiones igual de válidas
Una vez las torrijas estén fritas, toca decidir cómo terminarlas. Hay dos opciones clásicas, y ambas tienen sus defensores. Puedes rebozarlas en una mezcla de azúcar y canela mientras aún están templadas, para que el azúcar se adhiera bien. O puedes bañarlas en miel diluida con un poco de agua caliente, lo que les dará una textura más jugosa y brillante.
Ambas versiones son igual de válidas y deliciosas. En Mondat lo tenemos claro: no hay por qué elegir. Siempre que hacemos torrijas, preparamos mitad y mitad.
[Imagen sugerida: plano detalle de una torrija bañada en miel, con reflejo brillante, acompañada de una cuchara de madera]
Variaciones sencillas para darle un toque personal
Aunque la receta tradicional es insuperable, hay pequeños ajustes que puedes hacer si te apetece innovar. Puedes infusionar la leche con un poco de anís dulce, vainilla natural o incluso añadir ralladura de naranja en lugar de limón para un matiz diferente. Y si prefieres una textura aún más suave, el pan brioche es una excelente alternativa.
Lo importante es mantener la esencia de la receta, sin complicarse demasiado. En Mondat creemos que lo sencillo, bien hecho, es lo que siempre funciona.
Una receta pensada para disfrutar en compañía
Preparar torrijas en casa no es solo cocinar. Es también compartir tiempo, encender la cocina con calma y hacer algo que une. A muchos les recuerda a su infancia, a las meriendas de Semana Santa, a esas tardes en familia donde la cocina se llenaba de aromas dulces.
Es una receta ideal para hacer en compañía, especialmente con niños, que disfrutan rebozando y viendo cómo se transforma el pan en algo mucho más especial. Cocinar juntos, aunque sea una receta tan simple como esta, tiene un valor que va más allá del plato final.
En Mondat seguimos apostando por los sabores con historia
En Mondat valoramos lo de siempre. Nos gustan las ideas nuevas, claro, pero hay momentos del año en los que toca mirar atrás, recuperar tradiciones y darles el protagonismo que merecen. Las torrijas son uno de esos sabores que nos unen, y que nos recuerdan que cocinar no es solo nutrirse, sino también emocionarse.
Si te ha gustado esta receta, te invitamos a visitar nuestro blog de Mondat, donde seguimos compartiendo contenido con sabor, con historia y con ese toque de cercanía que nos define. Y si haces esta receta, cuéntanos: ¿eres más de azúcar y canela, o de miel?